Se
trata de un trastorno caracterizado por una alteración específica de la
capacidad de aprendizaje de la aritmética, no explicable por un retraso mental
o una escolaridad claramente inadecuada. El trastorno afecta al aprendizaje de
los conocimientos aritméticos básicos: adición (suma), sustracción (resta),
multiplicación y división más que a los conocimientos matemáticos más
abstractos de álgebra o geometría.
Las
dificultades fundamentales se centran en torno a la simbolización y a la
estructura espacial de las operaciones. Sus síntomas más característicos se
manifiestan del modo siguiente:
a)
En la adquisición de las nociones de cantidad, número y su transcripción
gráfica, el niño no establece una asociación número-objeto, aunque cuente
mecánicamente. No entiende que un sistema de numeración está compuesto por
grupos iguales de unidades, y que cada uno de estos grupos forma una unidad de
orden superior. No comprende el significado del lugar que ocupa cada cifra
dentro de una cantidad. A medida que las cantidades son mayores y si además
tienen ceros intercalados, la dificultad aumenta.
b)
En cuanto a la transcripción gráfica, aparecen los siguientes fallos:
- No memoriza el grafismo de cada número y, por tanto, le cuesta reproducirlo.
- Los hace en espejo, de derecha a izquierda, y con la forma invertida.
- Confunde los dígitos cuyo grafismo es de algún modo simétrico (g y e. 6 y 9).
- Le cuesta hacer seriaciones dentro de un espacio determinado y siguiendo la dirección lineal izquierda-derecha.
c)
En las operaciones:
Suma: Comprende la noción y el mecanismo,
pero le cuesta automatizarla, no llega a sumar mentalmente ya que necesita una
ayuda material para efectuarla, como contar con los dedos, dibujar palitos,
etc.
Relacionadas
con la dificultad para entender los sistemas de numeración y su expresión
gráfica espacial, está la mala colocación de las cantidades para efectuar la
operación, y la incomprensión del concepto “llevar”.
Resta: Exige un proceso mucho más complejo
que la suma, ya que además de la noción de conservación, el niño debe tener la
de reversabilidad. La posición espacial de las cantidades es, quizás, lo más
difícil de asimilar por algunos niños, que restan simplemente la cifra menor de
la mayor, sin tener en cuenta si está arriba o abajo. Cuando tiene que llevar,
se pierden en el lugar dónde deben añadir lo que llevan. Del mismo que en la
suma, empiezan por la izquierda y colocan mal las cantidades. Es frecuente que
confundan los signos y, por tanto, la operación, haciendo una por otra, e
incluso, a veces, mezclan las dos (suma y resta).
Multiplicación: Es una operación directa que no
entraña tantas dificultades como la anterior. Aquí el problema reside en la
memorización de las tablas y el cálculo mental.
División: En ella se combinan las tres
operaciones anteriores por lo que de su buena ejecución dependerá el dominio de
las anteriores. Las dificultades principales están, como en las anteriores, en
su disposición espacial: en el dividendo, el niño no comprende por qué trabajar
sólo con unas cifras, dejando otras para más adelante, y de aquellas no sabe
por dónde empezar, si apartando unas a la derecha o a la izquierda. En el
divisor le cuesta trabajar con más de una cifra, y es probable que lo haga sólo
con una.
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