El
trastorno específico de la lectura (Dislexia) se caracteriza por un deterioro
de la capacidad para reconocer palabras, lectura lenta e insegura y escasa
comprensión. Ello no es debido a factores como la baja inteligencia o a
deficiencias sensoriales significativas. Con frecuencia, viene acompañada de
otras alteraciones en la expresión escrita, el cálculo o algún otro tipo de
trastorno de la comunicación.
Históricamente
se han utilizado distintos nombres para calificar a estas discapacidades
lectoras, tales como “dislexia”, “alexia”, “incapacidad lectora”, “lectura en
espejo”, etc.
El
término Dislexia se sigue utilizando para describir un síndrome de incapacidad
lectora que incluye deficiencias verbales, cognitivas y lateralidad mal
definida. No obstante, hay todavía un gran debate acerca de la validez
diagnóstica e independiente del trastorno disléxico. Algunos autores niegan la
existencia del trastorno mientras que otros consideran que existe una
continuidad sin límites claros entre la dificultad severa para la lectura y la
normalidad. En este segundo caso se prefiere utilizar como alternativa al
término dislexia, el de Trastorno Especifico de la Lectura.
Otro
problema en el tratamiento de los problemas lectores lo constituye la
variabilidad de manifestaciones dentro del colectivo, donde podemos distinguir
varios grupos. En un primer grupo se situan aquellos niños que pueden
comprender bien una explicación oral, aunque no un texto escrito con los mismos
contenidos (serian capaces de comprender si pudieran reconocer y leer las
palabras correctamente). Este grupo sería al que tradicionalmente se ha llamado
disléxico. En un segundo grupo estarían los niños que leen mal las palabras y
que manifiestan problemas de comprensión tanto escritas como orales (a
diferencia del primer grupo). En este caso se suele hablar de retraso lector
general.
Finalmente,
se han identificado otros niños que pueden manifestar dificultades en la
comprensión aunque leen (decodifican) bien las palabras. Se trata del colectivo
de niños hiperléxicos, los cuales son capaces de leer bien pero no lo
comprenden. Este grupo es menos frecuente que los anteriores y suele asociarse
generalmente a una manifestación de un cuadro patológico más serio.
PASOS FUNDAMENTALES PARA
REALIZAR UN BUEN APRENDIZAJE
•
La Lectura del texto o prelectura, es decir, una primera lectura rápida del
texto, nos permite obtener una primera síntesis inicial del tema y, posteriormente,
una lectura comprensiva (volver a leer el texto detenidamente) ayuda a entender
y profundizar en el contenido del mismo.
Para
poder realizar una buena lectura comprensiva de un texto, hay que leerlo punto
por punto, atendiendo y repasando su estructura, sobre las ideas que se
plantean en el mismo y sobre el significado de las palabras que se desconocen,
incluso buscarlas en un diccionario si es necesario.
•
Subrayado o resaltar, el siguiente paso nos permite aprender a subrayar el
texto o aprender a señalar las ideas más importantes que interesa destacar.
Subrayar
consiste en destacar mediante trazos (haciendo rayas o poniendo líneas) las
ideas fundamentales o secundarias presentes en el texto, así como todas las
palabras claves o los detalles importantes, con el fin de que resalten.
La
ventaja de utilizar el subrayado reside en que se evita la pérdida de tiempo a
la hora de estudiar el texto, puesto que permite fijar la atención sobre lo que
interesa, es decir, permite realizar rápidos repasos del tema a estudiar.

•
El esquema es la representación gráfica del resumen del texto, que nos permite
captar, con un simple vistazo, el contenido y la organización de las ideas del
texto.
•
El resumen este regla permite sintetizar o reducir a términos más breves y
precisos lo más esencial del tema que se está intentando aprender.
Por
eso, un buen resumen no debe exceder más del 30% de la extensión del texto
original y debe reflejar solamente las ideas más importantes expresadas de
forma personal, con las propias palabras. Con esta técnica, se consigue
desarrollar la capacidad de síntesis y mejorar la capacidad de expresión
escrita.
Además
de resumir el texto, se recomienda repasar y repetir mentalmente o en voz alta
el mismo, para retener las ideas principales del texto estudiado, al igual que
hacerse preguntas sobre él para saber qué aspectos deben ser reforzados y
nuevamente repasarlos.
Por
último, memorizar es una práctica que nos ayudará a adquirir y mantener en la
memoria o el recuerdo aquéllos conocimientos necesarios y fundamentales sobre
un tema, para después poder recuperarlos satisfactoriamente.
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